Del campo familiar a la empresa profesional agroindustrial diversificada

En EDP Agro se complementa la producción agrícola y ganadera propia con una planta de acopio de granos, una fábrica de alimento balanceado, una instalación para  extrusión de soja, producción de specialities y alquiler de campos de terceros  

16/05/2017 | 2:47

 

 Salir de la zona de confort y crear una empresa sostenible para los descendientes. Eso fue lo que se propuso el abogado Juan Carlos Berisso, al heredar el campo Don Pedro, de 3100 hectáreas en el oeste de Buenos Aires. Con ocho hijos, tenía la certeza de que la familia iba a crecer más rápido que la tierra si seguía con una explotación tradicional. Entonces, con la ayuda de su yerno, Ignacio Rillo Cabanne, decidió cambiar el sistema de producción original, que incluía 85 por ciento de la superficie en agricultura y 15 por ciento en ganadería por un esquema diversificado que gradualmente incluyó el crecimiento de la ganadería en campos alquilados, desarrollo de un feedlot, construcción de una planta de acopio de granos en Bolívar y montaje de una instalación extrusora de soja y de una fábrica de alimento balanceado con marca. También se expandió en agricultura en campos alquilados diversificando por zonas y cultivos, incursionó en la exportación de arveja y girasol confitero y se integró al negocio tambero mediante vacas capitalizadas. Además, creó un fideicomiso de inversión agrícola, ganadero y agroindustrial, que permite continuar el crecimiento de la empresa con asociados.

 

Objetivo: crecer en varios frentes

Berisso, que falleció este año, se hizo cargo del campo en 1996 y de inmediato aceptó una propuesta de su yerno, que apuntaba al crecimiento en actividades tradicionales y desarrollo de una fase agroindustrial, en vez de intentar adquirir más tierra, un objetivo difícil de alcanzar por los altos valores de los campos.

El primer paso fue construir una planta de acopio de granos en Bolívar, para manejar la producción física del campo. “Comenzamos con 4000 toneladas y con sucesivas ampliaciones  llegamos a 17.800”, indica Rillo Cabanne, gerente general del grupo, que adoptó la denominación de EDP Agro (Estancia Don Pedro).

El segundo paso, en 2002, fue crecer en ganadería. De los 300 vientres originales pasaron a un rodeo de 10.500 cabezas propias en la actualidad, localizadas principalmente en 10.000 hectáreas de campos alquilados en la Cuenca del Salado. “Trabajamos con hacienda de frame chico, de bajo el peso al nacer y alta conversión de alimento a carne. Una proporción de las hembras se vende como vaquillonas preñadas y el resto, junto con los machos, van a un feedlot localizado en Bolívar, donde se terminan con grano propio”, apunta Ignacio.

En agricultura hubo un proceso similar, al pasar de 3000 a 10.000 hectáreas cultivadas, sobre la base de la reinversión de utilidades y el apalancamiento bancario.

La tercera etapa comenzó en 2009 y tuvo como objetivo crecer en actividades nuevas con valor agregado, a partir del ingreso de dos hijos a la firma. Luego de evaluar varios proyectos, se inclinaron por montar una fábrica de alimento balanceado. Simultáneamente, se desarrolló una planta extrusora de soja, que produce aceite, que se vende como sale a productores de biodiésel, y metilado, como aceite agrícola. También se generan expellers, que se aprovechan en la planta de alimento balanceado. Esta genera productos para tambos, feedlots, criaderos de cerdos y de aves de la zona de influencia, y núcleos vitamínicos y minerales, y concentrados con marca “Primia”, que se distribuyen en todo el país. “La decisión de crear una marca, impulsada por otro hijo de Berisso, abrió mercados a los que no imaginábamos  llegar cuando cuando iniciamos el proyecto de la fábrica de alimento”, rememora Ignacio.

 

Tambo con vacas capitalizadas

EDP Agro también incursionó en la actividad lechera. Compraron vacas que  llevaron a empresas de tamberos que habían sufrido descapitalización de vientres; también suministraron el alimento balanceado buscando una combinación para gana-gana entre las partes. La figura elegida fue la capitalización, por la cual se liquidan litros de leche por mes y por vaca para cada parte.

“Una alianza con tamberos que tienen capacidad de ordeñe y superficie para aumentar el stock de vacas, y EDP Agro, que aporta lo que les falta, permite el crecimiento de ambos y que el campo funcione a full”, afirma Rillo Cabanne.

 

Especialidades

EDP Agro también incursionó en la exportación de arveja (con principal destino Brasil), apoyado con otros miembros del CREA Herrera Vegas, del que forma parte, que reunieron la producción de 1000 hectáreas. La arveja enfrenta mercados que se abren y se cierran. Cuando el producto no tiene buen precio se usa como fuente de proteína para la alimentación de los novillos.

Asimismo, en  la firma siembran 200 hectáreas de girasol confitero por año que también comercializan junto con otro miembro  CREA. Este mercado tiene alta volatilidad, aunque en buenos años los calibres más grandes cotizan a 400 dólares por tonelada.

 

Financiación con capitales externos

“A nivel de empresa de familia, observamos que cada etapa de crecimiento demandaba mucho dinero. Por ejemplo, comprar 1000 vacas exige 15 millones de pesos; hacer 1000 hectáreas de agricultura requiere invertir un millón de dólares”, ejemplifica el gerente general de EDP Agro.

A partir de esa realidad, luego de un taller sobre estrategia, se resolvió financiar nuevos negocios con capitales externos. Para ello, convocaron a otro hijo especialista en  fideicomisos replicando lo hecho con los tamberos: asociaciones para repartir beneficios para todos y seguir creciendo.

“Actualmente, un inversor puede participar de todos los negocios de la firma –agricultura, ganadería, agroindustria-, lo que equilibra los resultados y los niveles de renta”, explica Rillo Cabanne.

“El 22 por ciento del capital del fideicomiso –que ya va por el segundo año- es propio, para compartir los riesgos con los inversores. Entre éstos, un 16 por ciento son personas vinculadas al agro, un 40 por ciento son agentes ligados al negocio de las finanzas y el resto son gente de otras actividades”, discrimina Rillo Cabanne.

Como síntesis, el gerente general de EDP Agro indica que “en la firma estamos contentos porque hacemos lo que nos gusta, con una rentabilidad atractiva, siempre persiguiendo un crecimiento de la empresa familiar, en la cual actualmente trabajan cinco hijos a cargo de distintos sectores”.

 Fuente: la Nación